domingo, 17 de octubre de 2010


Autorretrato.
(De auto- y retrato).
1. m. Retrato de una persona hecho por ella misma.

Retrato.
(Del lat. retractus).
1. m. Pintura o efigie principalmente de una persona.
2. m. Descripción de la figura o carácter, o sea, de las cualidades físicas o morales de una persona.
3. m. Aquello que se asemeja mucho a una persona o cosa.
4. m. Der. retracto.


De pequeño tenía una pequeña cámara automática, de estas que llevan una rueda para pasar la película. Nunca tenía carretes, mi madre apenas me daba dinero para chucherías, quién pensaba entonces en un carrete o en un revelado. Pero yo me imaginaba que hacía fotos con ella. Miraba lo que me interesaba y le daba al botón que accionaba el obturador; rápidamente giraba la rueda de plástico con el dedo para hacer otra foto. Recuerdo intensamente el sonido que producía esa operación, entre metálico y plástico, y también por supuesto el ruido de ese rudimentario obturador automático que al cerrarse hacía sonar el muelle que lo hacía funcionar.
Cuando hacía una foto, bueno...más bien cuando apretaba el botón para hacer el simulacro de captar una imagen, me la guardaba en la memoria ( era mi única placa sensible ) para así retener esa imagen que yo había segmentado del continuum espacio temporal. Me gustaba mucho jugar a cualquier cosa, pero hechar fotos me gustaba destacadamente. Eso sí, tampoco me pasaba los días con la camarita vacía, tenía y tengo imaginación, pero no como para obviar que mi aparatito de plástico sólo cubría en parte mi deseo. Me servía, pero sólo un rato, era una herramienta para imaginar. Así que cuando ya había imaginado suficiente, y mi imaginación ya no era tan potente como para satisfacer el hecho de que yo quería tomar fotos de verdad, me cansaba y dejaba la máquina. Realmente no recuerdo si alguna vez me imaginé siendo fotógrafo de verdad, supongo que sí, pero como se imaginan muchas otras cosas que incluso siendo un niño sin límites imaginarios, sabes que no son muy reales. De hecho, si miro ahora hacía atrás, nunca pensé, ni de lejos, que finalmente esas tomas, esos encuadres que hacía con mi pequeña cámara que acabé por desmontar y romper ( como hacía con todos mis juguetes para saber cómo funcionaban y para construir otros "ingenios mecánicos" con los restos que guardaba de ellos ) serían los primeros pasos de una pasión simple. La fotografía, ese hoby-trabajo, que al fin y al cabo no es una cosa muy diferente de lo que hacía con mi pequeña cámara de plástico sin carrete: sólo aprieto el botón cuando veo algo que me gusta y quiero retener, la diferencia estriba en que ahora esas imágenes no sólo las veo yo.
Gracias a todos los que pasáis por aquí, porque al ver mis fotos estáis mirando por el mismo plástico trasparente por el que aquel pequeño niño miraba tratando de retener en su cabeza todas aquellas imágenes. Ahora vosotros me ayudáis a guardar algunas para que no se pierdan.

David

domingo, 3 de octubre de 2010

La reversibilidad del simulacro VS "la fiesta del cielo".



....y mientras tanto la gente estúpida aplaudía contenta a las máquinas, olvidando que fueron construidas para su propio sometimiento. Dando por sentado (con la ayuda del escenario y del comentarista)el hecho de que esa "realidad" que estaban viviendo era sólo un espectáculo de feria, creado para alegrarles sus monótonas vidas. Desde luego, en lo de feria no se equivocaban. Lo era, era la feria en la que se vendía una de tantas falacias, era la feria en la que se vendía la guerra mediante la máscara del espectáculo, en la que se vendía el nacionalismo a costa de la ayuda humanitaria, del humo, del sonido, del color y de la multitud, era la feria en la que las máquinas que se encargan de proteger el Nuevo Orden Mundial neoliberal, que liquida a cientos de personas cada día, se lucen haciendo corazones de humo en el cielo. Qué tierna escena. ¿Quién puede temer a un avión de caza que pinta corazones el en cielo?. Me recuerda a esa película del expresionismo alemán en la que el personaje que le servía como atracción y mono de feria a su dueño durante el día, era el mismo que le servía para matar a sus víctimas por la noche. Curiosa ambivalencia, pero aún más curioso resultaba oir los aplausos de la gente. Yo mientras tanto me preguntaba si también aplaudirían cuando esas mismas máquinas vinieran a hacer cosas diferentes que piruetas y corazones de humo...



The reversibility of the sham

….and meanwhile stupid people applauded contented to the machines, forgetting that they were constructed for his own submission. Giving by seated (with the aid of the scene and the commentator) of which that “reality” that they were living was only a fair spectacle, created to cheer its monotonous lives to them. Of course, in the one of fair they were not mistaken. It was, was the fair in which one of so many deceits was sold, was the fair in which the war by means of the mask of the spectacle was sold, in which was sold the nationalism at the cost of the humanitarian aid, of the smoke, of the sound, the color and the multitude, it was the fair in which the machines that are in charge to protect the New neoliberal World order that liquid to hundreds of people every day, they are brilliant making hearts of smoke in the sky. What tender scene. Who can fear to a fighter that paints sky hearts. It remembers me to that film of the German expresionismo in which the personage who served to him like attraction and monkey of fair to its owner during the day, was the same that served to him to kill its victims at night. Peculiar ambivalence, but still more peculiar turned out to hear the applause of people. I meanwhile wondered myself if also they would applaud when those same machines came to make different things that pirouettes and hearts of smoke…